OVIEDO, 27 Jun.
La reducción de la movilidad por la crisis de la COVID-19 ha causado una optimización general sin precedentes de la calidad del aire, como ocurrió en 2020. No obstante, el millón de asturianos han seguido respirando aire contaminado.
Así se desprende de un informe elaborado por Ecologistas en Acción que examina los datos recogidos en 800 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas 76 ubicadas en Asturias.
Durante 2021 la calidad del aire en España y Asturias mantuvo la optimización importante ahora observada a lo largo de 2020, con una reducción destacable de los escenarios de dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono troposférico, y mucho más matizada de los de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) en sus mínimos de la última década.
El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los nuevos valores máximos de polución sugeridos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el propósito en un largo plazo para resguardar la vegetación de la Unión Europea. De acuerdo a esos escenarios, el aire contaminado afectó en 2021 a la integridad de la población asturiana. En cambio, por la caída del ozono el territorio asturiano no padeció polución que dañara la vegetación.
Si se toman los estándares de la normativa, mucho más laxos que las sugerencias de la OMS, no habría población que hubiera respirado aire contaminado ni área expuesta a escenarios de polución que dañasen la vegetación, sobre los límites legales. Si bien los escenarios de partículas PM10 excedieron estos límites legales en seis estaciones de Avilés (Matadero y Portería) y de Gijón (Argentina, El Lauredal, Puerto Deportivo y Santa Cruz).
La seguridad atmosférica vernal activó los capítulos de polución por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África. El invierno en cambio resultó desequilibrado y húmedo, favoreciendo la dispersión y deposición de los contaminantes propios de esta estación (NO2 y partículas). El parcialmente moderado calor estival contribuyó al descenso del ozono, más allá de la intensa ola de calor de mediados de agosto.
Los causantes fundamentales para argumentar la mejora de la calidad del aire a lo largo de 2021 son la restricción general de la movilidad y la contracción económica derivadas de las medidas adoptadas para batallar la COVID-19, con la trágica situación sanitaria y popular que hemos vivido en los 2 últimos años. El cierre de las centrales térmicas de carbón de Lada y del Narcea asimismo ha contribuido a la disminución de las emisiones, según el informe.
Las partículas (PM10 y PM2,5) y el dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire prosiguieron afectando a la integridad de la población asturiana. Los escenarios de ozono fueron los mucho más bajos del Estado, al lado de los de Cantabria, Canarias y Galicia. Todas las estaciones de las ciudades de Gijón y Oviedo excedieron las novedosas sugerencias de la OMS para el NO2.
Para Ecologistas en Acción, la polución del aire debería abordarse como un inconveniente de primer orden ya que de año en año se registran hasta 30.000 muertes prematuras en España por dolencias derivadas de la polución del aire, con lo que la optimización de la situación en 2021 es "una increíble novedad" para el colectivo.
Por otra sección, ten en cuenta que los Planes de Mejora de la Calidad del Aire son obligatorios según la legislación vigente, pero, habitualmente no hay y en otros son inefectivos por carecer de intención política. En este sentido, la asociación ecologista afirma que los proyectos aprobados por el Principado de Asturias para Avilés y Gijón no han resuelto los inconvenientes de polución por partículas, en especial en la región Oeste de Gijón.
Además, ten en cuenta que la Ley de Cambio Climático ordena a que todas y cada una de las ciudades de sobra de 50.000 pobladores tengan zonas de bajas emisiones antes de 2023. Sin embargo, apunta que las ciudades asturianas no están declarando estas zonas, más allá de los rebosantes fondos públicos que reiben para su implantación.
"La crisis sanitaria de la Covid-19 demostró que la reducción del tráfico tiene claros efectos en la optimización de la calidad del aire que respiramos, en las ciudades y en las áreas despobladas. No obstante, el repunte en los últimos meses de la polución del aire en las enormes urbes es un rastro alarmante de que no aprendido lo bastante", concluye el informe.