La cerámica asturiana es una de las tradiciones artesanales más destacadas de esta región, con una rica historia que se remonta siglos atrás. Esta técnica se ha mantenido prácticamente inalterada a lo largo de los años, preservando su autenticidad y valor cultural. Uno de los lugares donde se puede apreciar mejor la belleza y calidad de la cerámica asturiana es en el municipio de Cabrales.
La cerámica asturiana tiene sus raíces en la época prerromana, cuando los pueblos celtas y astures modelaban la arcilla para crear objetos utilitarios y decorativos. Esta técnica se mantuvo viva durante la Edad Media, cuando los monjes de los monasterios asturianos utilizaban los talleres cerámicos para la elaboración de objetos litúrgicos.
A partir del siglo XVIII, la cerámica asturiana comenzó a expandirse gracias al impulso económico generado por la minería y la industria siderúrgica. Los productos cerámicos de la región eran muy valorados por su calidad y belleza, y se exportaban incluso a América.
Cabrales es un pequeño municipio situado en plenos Picos de Europa, famoso por sus quesos, sus ríos y su riqueza natural. Pero también es conocido por su tradición ceramista. En esta localidad, la cerámica se ha convertido en una seña de identidad y una actividad económica importante.
Los talleres de cerámica de Cabrales se dedican principalmente a la elaboración de cerámica utilitaria, como vajilla, tazas, jarros, cuencos y otros objetos de uso cotidiano. Pero también se producen piezas decorativas, como figuras de animales, jarrones o platos.
La elaboración de la cerámica asturiana sigue los mismos procedimientos que hace varios siglos. Primero se selecciona la arcilla blanca o roja, que se amasa para eliminar las impurezas y dejarla lista para ser modelada.
A continuación, se realiza el modelado de la pieza, utilizando técnicas tradicionales como el torno. Las piezas se dejan secar al aire libre durante semanas, para que se endurezcan y se evapore toda la humedad.
Una vez secas, las piezas van al horno, donde se cuecen durante varias horas a altas temperaturas. El resultado es una cerámica de gran calidad, resistente y duradera, con un aspecto rústico y auténtico.
La cerámica asturiana es uno de los elementos más valiosos y más apreciados de la cultura asturiana. Esta técnica artesanal se ha mantenido viva gracias al trabajo de muchos artesanos y a la dedicación de los habitantes de las zonas rurales, que han sabido transmitir de generación en generación los secretos de la cerámica.
Además, la cerámica asturiana es un patrimonio vivo, que sigue siendo utilizada en la vida cotidiana y que se puede comprar en los talleres y tiendas de artesanía de la región. También se pueden visitar museos y exposiciones dedicados a la cerámica, donde se pueden conocer más detalles sobre su historia y su evolución.
La cerámica asturiana es una tradición muy arraigada en la región, que sigue viva gracias al trabajo y al esfuerzo de muchos artesanos. En Cabrales, esta técnica ha encontrado un lugar privilegiado, convirtiéndose en una actividad económica importante y en un atractivo turístico más.
La cerámica asturiana es un patrimonio cultural de gran valor, que merece ser preservado y valorado. Conocer sus orígenes, su proceso de elaboración y su importancia cultural es un paso más para sentirnos más cerca de nuestra historia y nuestra tierra.