Crónica Asturias.

Crónica Asturias.

El fin del Reino de Asturias

El surgimiento del Reino de Asturias

El Reino de Asturias tuvo su origen en un momento crucial de la historia de la península ibérica, tras la invasión musulmana que puso fin al dominio visigodo en el siglo VIII. Fue en este contexto de la resistencia cristiana frente a la expansión musulmana cuando se estableció el reino, con la figura clave de Don Pelayo al frente de la rebelión asturiana.

Don Pelayo, noble visigodo de la región de Asturias, logró reunir a un grupo de guerreros que se resistieron a la dominación musulmana. En el año 718, en la batalla de Covadonga, las fuerzas de Pelayo lograron una victoria simbólica que marcaría el inicio de la reconquista cristiana en la península.

Tras esta gesta, Don Pelayo fue proclamado rey y se estableció la corte en Cangas de Onís, convirtiéndose en el primer monarca del Reino de Asturias. A partir de entonces, el reino comenzó a consolidarse como una entidad política y territorial independiente, con su capital trasladada más tarde a Oviedo.

La consolidación del reino

Con la consolidación del Reino de Asturias, se inició un proceso de expansión territorial bajo el reinado de los sucesores de Don Pelayo. Rey tras rey, se fueron ampliando las fronteras del reino hacia el norte y el sur, enfrentando a los musulmanes en numerosas batallas y consolidando su dominio sobre lo que hoy conocemos como Asturias, Cantabria, León y Galicia.

El importante papel de la iglesia en la consolidación del reino fue fundamental, con la construcción de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo como uno de los símbolos de la devoción religiosa de la monarquía asturiana. Además, la introducción del culto a Santiago Apóstol en Compostela marcó un importante hito en la historia del reino.

El sistema feudal se fue estableciendo en Asturias, con la creación de un ejército feudal y la concesión de tierras a la nobleza que había participado en la reconquista. La organización administrativa del reino se fue consolidando, con la creación de condados y la división del territorio en merindades.

El apogeo del Reino de Asturias

El Reino de Asturias alcanzó su máximo esplendor durante el reinado de Alfonso II, conocido como Alfonso el Casto. Bajo su gobierno, se produjo un notable impulso en la construcción de iglesias y monumentos de estilo prerrománico, como la iglesia de San Julián de los Prados o Santa María del Naranco.

Además, durante el reinado de Alfonso II se estableció la tumba de Santiago Apóstol como destino de peregrinación, lo que contribuyó al prestigio del reino y al aumento de su influencia en la península ibérica. La creación de un reino astur-gallego, con la unión de los territorios de Asturias y Galicia, fue otro de los logros de este período.

La batalla de Lutos, en la que las fuerzas asturianas derrotaron a los musulmanes, marcó un punto de inflexión en la historia del reino y consolidó su posición como potencia en la península. La influencia cultural y artística de Asturias se extendió por toda la península, dejando un legado que perdura hasta nuestros días.

El declive del Reino de Asturias

A pesar de su apogeo, el Reino de Asturias comenzó a experimentar un declive a partir del reinado de Ramiro II. Las luchas internas por el poder y la presión de los reinos vecinos, como León y Navarra, debilitaron la posición del reino en la península ibérica.

La invasión vikinga en el siglo IX supuso un duro golpe para Asturias, que se vio obligada a hacer frente a una nueva amenaza externa. A pesar de la resistencia asturiana, las incursiones vikingas dejaron a su paso destrucción y desolación, afectando gravemente a la economía y la sociedad del reino.

La fragmentación del reino, con la separación de Galicia y León, y la pérdida de territorios en la frontera sur, marcaron el inicio de un proceso de desintegración del Reino de Asturias. A pesar de los intentos de los últimos monarcas por mantener la cohesión del reino, la presión política y militar de sus vecinos terminó por llevar al fin del reino en el siglo X.

El legado del Reino de Asturias

A pesar de su desaparición como entidad política, el Reino de Asturias dejó un importante legado cultural, artístico y religioso que perdura hasta nuestros días. La arquitectura prerrománica, la devoción a Santa María del Naranco y la tradición jacobea son solo algunos ejemplos de la influencia duradera de Asturias en la historia de la península ibérica.

La resistencia de Don Pelayo en Covadonga, la grandeza de Alfonso II y la lucha de Ramiro II por mantener la integridad del reino son episodios que han quedado grabados en la memoria colectiva de Asturias. El Reino de Asturias supo mantener viva la llama de la resistencia cristiana frente a la dominación musulmana, marcando el inicio de la larga marcha de la Reconquista en la península ibérica.

En definitiva, el Reino de Asturias fue mucho más que un simple capítulo en la historia de la península ibérica. Fue un reino valiente, orgulloso y decidido a defender sus tradiciones y su identidad frente a cualquier adversidad. Su legado perdura en cada monumento prerrománico, en cada iglesia románica y en cada tradición cultural de la región asturiana.