La fundación de Oviedo, capital del Principado de Asturias, tiene sus raíces en la época antigua cuando los romanos establecieron un asentamiento en la zona. Sin embargo, fue durante la Edad Media que la ciudad comenzó a cobrar importancia, especialmente gracias a la llegada de la monarquía asturiana.
El rey Alfonso II, también conocido como Alfonso el Casto, fue fundamental en la fundación de Oviedo. Durante su reinado, que comenzó en el año 791, decidió trasladar la corte de Cangas de Onís a Oviedo, debido a su ubicación estratégica en el centro de Asturias.
Uno de los monumentos más emblemáticos de Oviedo es la Cámara Santa de la Catedral, construida en tiempos de Alfonso II como sede de la basílica real. Este edificio es un claro ejemplo del estilo prerrománico asturiano y alberga numerosas reliquias de gran valor histórico y religioso.
Tras su fundación, Oviedo experimentó un rápido crecimiento, especialmente durante la Edad Moderna. La ciudad se convirtió en un importante centro político, religioso y cultural, lo que atrajo a numerosos habitantes y comerciantes.
La presencia de importantes edificaciones religiosas, como la Catedral de San Salvador y el Monasterio de San Pelayo, contribuyó al prestigio de la ciudad. Además, Oviedo se convirtió en un importante centro de peregrinación gracias a la presencia de la Santa Cámara y de la Cruz de la Victoria.
Durante la Edad Moderna, Oviedo se consolidó como un importante centro comercial y financiero, gracias a su estratégica ubicación en una zona rica en recursos naturales. La actividad minera, agrícola y ganadera fue fundamental en el desarrollo económico de la ciudad.
A lo largo de los siglos, Oviedo ha experimentado numerosas transformaciones urbanísticas que han contribuido a su belleza y encanto. La arquitectura de la ciudad combina estilos diversos, desde el prerrománico hasta el moderno, creando un paisaje urbano único.
En la actualidad, Oviedo cuenta con un importante patrimonio histórico y cultural que ha sido preservado y restaurado. Numerosos edificios y monumentos han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como la Catedral de San Salvador y el Palacio de Camposagrado.
Gracias a su riqueza histórica y cultural, Oviedo se ha consolidado como un importante destino turístico en Asturias y en España. Miles de visitantes acuden cada año a la ciudad para disfrutar de sus monumentos, museos, gastronomía y festividades.
En definitiva, la fundación de Oviedo en la Edad Media marcó el inicio de una historia de esplendor y prosperidad que perdura hasta nuestros días. La ciudad se erige como un símbolo de la riqueza histórica y cultural de Asturias, atrayendo a visitantes de todo el mundo.