Crónica Asturias.

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Científicos de Oviedo y Doñana estudian el envejecimiento de ranas en Chernóbil.

Científicos de Oviedo y Doñana estudian el envejecimiento de ranas en Chernóbil.

OVIEDO, 6 de noviembre.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo, liderado por el profesor Germán Orizaola, junto con expertos de la Estación Biológica de Doñana-CSIC, se encuentra analizando el envejecimiento de las ranas en la zona de Chernóbil y las posibles repercusiones de los niveles de radiación que aún persisten en el área.

Este estudio marca un hito, siendo la primera investigación que examina minuciosamente los efectos a largo plazo de la radiación sobre la edad y el proceso de envejecimiento de la fauna en Chernóbil. La investigación ha sido publicada recientemente en la prestigiosa revista 'Biology Letters' de la Royal Society británica. De acuerdo con la información proporcionada por la Universidad, una de las conclusiones más destacadas del estudio es que las ranas que habitan en esta región devastada por la radiación no muestran alteraciones en su edad ni en sus ritmos de envejecimiento, en comparación con aquellos especímenes que residen en zonas control donde no hay radiación.

Además, se ha constatado que no existen diferencias en los niveles de corticosterona, una hormona que se relaciona con la respuesta al estrés, en función de la cantidad de radiación que los anfibios han recibido, lo cual sugiere un impacto mínimo de la radiación en su fisiología.

El profesor Germán Orizaola ha subrayado que estos hallazgos indican que "los niveles de radiación que las ranas experimentan en la actualidad en Chernóbil no parecen ser suficientes para provocar daño crónico en estos seres vivos". Además, ha enfatizado la importancia de llevar a cabo investigaciones que midan de manera precisa la exposición a radiación y analicen atributos biológicos a largo plazo, como la edad y el ritmo de envejecimiento. "Estos estudios son esenciales para una evaluación adecuada del impacto que el accidente nuclear sigue teniendo en la fauna actual. Los resultados refuerzan la idea de que la Zona de Exclusión de Chernóbil es un refugio de biodiversidad que debemos proteger", afirmó el investigador.

Los autores del trabajo recuerdan que han transcurrido casi cuarenta años desde la tragedia en el reactor 4 de la planta nuclear de Chernóbil, en Ucrania. Con el paso del tiempo, los niveles de radiación han disminuido considerablemente en las áreas afectadas inicialmente. Se estima que ahora queda menos del 10% de la radiación emitida durante el desastre, y algunos de los isótopos más peligrosos, como los de yodo, desaparecieron en los meses siguientes al accidente. Estudios recientes sugieren que Chernóbil se ha transformado en una de las reservas naturales más grandes de Europa. Esta situación resalta la necesidad de realizar evaluaciones precisas sobre los efectos actuales del accidente en el medio ambiente.

El equipo de investigación, bajo la dirección del profesor Germán Orizaola, ha estado trabajando en Chernóbil desde el año 2016, centrando sus esfuerzos en el estudio de las poblaciones animales de la región. En particular, se han concentrado en los anfibios, como la rana de San Antonio oriental (Hyla orientalis). Investigaciones anteriores ya habían revelado la ausencia de efectos significativos de la exposición a la radiación en varios parámetros fisiológicos y morfológicos que reflejan la salud de esta especie.

En este último estudio, los científicos han examinado específicamente los efectos que la radiación podría tener sobre la edad y el proceso de envejecimiento de estos anfibios, un aspecto fundamental para evaluar las consecuencias a largo plazo de la exposición a la radiación, dado que podría reflejar la acumulación de daño a lo largo de la vida del animal.

El trabajo de campo fue realizado en colaboración con Pablo Burraco, investigador de la Estación Biológica de Doñana. Se llevó a cabo a través de tres campañas sucesivas en Ucrania entre los años 2016 y 2018. Durante este estudio, los investigadores muestrearon varias poblaciones de la rana de San Antonio oriental a lo largo del gradiente de contaminación radiactiva presente en la zona, abarcando tanto áreas extremadamente contaminadas como zonas sin radiación. En total, lograron capturar más de 200 machos de rana en 14 localidades diferentes, llevándolos a su laboratorio de campo ubicado en Chernóbil.