En Oviedo, el 3 de febrero, la médica acusada de homicidio por imprudencia grave se ha declarado inocente y ha defendido sus acciones ante el tribunal. Según la acusada, su único objetivo era aliviar el sufrimiento de una paciente de 73 años en una situación irreversible de muerte.
Administrar oxígeno y una pequeña cantidad de morfina fueron las medidas tomadas por la médica, que intentó en vano contactar con los familiares de la paciente. La mujer falleció sola el día de Reyes de 2018 en el Centro Médico de Oviedo, donde la acusada trabajaba como médico de urgencias.
La paciente ya presentaba signos evidentes de agonía cuando la médica la examinó, por lo que decidió administrar los mencionados fármacos para aliviar su sufrimiento. A pesar de intentar contactar con los familiares, la paciente falleció antes de que pudieran llegar.
El hijo de la fallecida ha explicado que su madre solo padecía una insuficiencia cardiaca y estaba siendo tratada por ello. Sin embargo, la acusación sostiene que el tratamiento administrado no fue el adecuado, aunque probablemente no hubiera cambiado el desenlace final.
Tras una sentencia de apelación en julio de 2021, se condenó a la propietaria del centro sanitario a indemnizar a los hijos de la fallecida. La Fiscalía solicita un año de prisión para la médica acusada, así como inhabilitación para ejercer la medicina durante tres años.
En cuanto a la responsabilidad civil, se pide una indemnización de 60.000 euros para los herederos, descontando lo recibido por la propietaria del centro sanitario. Todo esto, más los intereses legales correspondientes, se encuentran en disputa en este proceso judicial.
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