
OVIEDO, 22 de junio. Este domingo, Oviedo se convirtió en el epicentro de la celebración de miles de hinchas, quienes salieron a las calles para conmemorar el notable ascenso del Real Oviedo a la Primera División tras un cuarto de siglo de ausencia en la élite del fútbol español.
La festividad se inició inmediatamente después del emocionante partido contra el CD Mirandés, donde los jugadores y seguidores ya comenzaron a festejar hasta la madrugada. Con el paso de las horas, las calles de la ciudad se llenaron de camisetas azules, un símbolo claro de que la afición no se contenía y continuaba sumándose a los festejos.
Un grupo compuesto por el cuerpo técnico, personal del club y los propios jugadores subió a dos autobuses que recorrieron diversas zonas de Oviedo. Desde el comienzo, fueron acompañados por un número creciente de aficionados desbordados por la alegría del triunfo.
Las rutas de los autobuses incluyeron calles icónicas como Alejandro Casona, Avenida Galicia y calle Uría, donde el ambiente festivo se palpaba en cada esquina. Fue un desfile de celebración que permitió que la ciudad entera se uniera en la euforia de este logro histórico.
Una de las paradas más simbólicas fue el Ayuntamiento, donde el capitán Santi Cazorla se dirigió a una plaza repleta de aficionados, agradeciendo el apoyo constante de la hinchada. A sus 40 años, Cazorla ha demostrado ser un pilar fundamental para el equipo, siendo elogiado por su cercanía con los seguidores.
Durante su discurso, el veterano futbolista manifestó su agradecimiento a la afición, reconociendo que había un sentimiento de deuda por el apoyo recibido a lo largo de la temporada. "El cariño que nos habéis dado no se puede devolver", fueron sus emotivas palabras que resonaron entre los presentes.
Cazorla también resaltó la importancia de un enfoque colectivo en el éxito del club, dejando claro que las metas trascienden a los nombres individuales. "Queremos llevar esta ciudad a donde se merece, entre los grandes de la Liga Española", afirmó, mientras prometía trabajar para consolidar el ascenso en la máxima categoría.
El capitán recordó la experiencia vivida antes del partido decisivo, detallando cómo el apoyo de los aficionados se convirtió en un motor motivador: "Nos decíamos que no podíamos fallar a esta gente". Su discurso culminó con una promesa de emoción para la próxima temporada, anticipando la llegada de grandes figuras al estadio Carlos Tartiere.
El entrenador del equipo, Veljko Paunovic, quien también vivió la caída en 2001, expresó su gratitud por estar ante una afición tan apasionada. Visiblemente emocionado, destacó el papel tan significativo que han jugado los valores familiares en el desempeño del equipo, haciendo eco de lo que significa ser parte del Real Oviedo.
La intervención del técnico concluyó con un reconocimiento histórico que trascenderá en la memoria colectiva del club, haciendo hincapié en que este momento será recordado por muchos años en compañía de seres queridos.
El presidente del Real Oviedo, Martín Peláez, se unió a la celebración, diciendo que este día ha sido un sueño hecho realidad. Su agradecimiento fue dirigido tanto al Grupo Pachuca como a la afición, que ha permanecido leal en los altibajos del club. Aseguró que la hinchada siempre ha estado al lado del equipo, independientemente de las circunstancias.
Peláez subrayó el vínculo familiar que define la esencia del club, reafirmando que son "una verdadera familia". También agradeció la llegada de Paunovic, quien se ha comprometido por completo con el equipo y su futuro en la Primera División, y animó a todos a seguir trabajando por la permanencia.
El Real Oviedo, que ha recorrido un largo camino desde su descenso en 2001, ha logrado un ascenso que marcará un nuevo capítulo en su historia. Después de un periodo de luchas y desafíos, donde el club estuvo al borde de la desaparición, el regreso a la Primera División simboliza no solo una victoria deportiva, sino el fuerte lazo con su afición y su compromiso por volver a brillar en el fútbol español.
Su camino hacia este ascenso fue arduo, enfrentándose a un CD Mirandés que había ganado el partido de ida, pero con determinación y coraje, el equipo ovetense logró revertir la situación en la vuelta, ganando 3-1 y sellando su regreso a la máxima categoría del fútbol nacional.
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