Crónica Asturias.

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Nuevo descubrimiento de homínido 'Pink' en Atapuerca redefine el origen de los europeos.

Nuevo descubrimiento de homínido 'Pink' en Atapuerca redefine el origen de los europeos.

OVIEDO, 12 de marzo. Un hallazgo excepcional en la Sierra de Atapuerca, específicamente en el yacimiento de la Sima del Elefante, ha revelado un fragmento facial humano que data entre 1,1 y 1,4 millones de años, considerado como la cara más antigua de Europa occidental. Este fósil, identificado como ATE7-1 y apodado 'Pink', sería perteneciente a la especie Homo affinis erectus, lo que lo convierte en un descubrimiento crucial para entender las primeras migraciones y la evolución de los homínidos en Europa durante el Pleistoceno inferior.

La investigación sobre este extraordinario hallazgo ha sido liderada por Rosa Huguet, investigadora del IPHES-CERCA y profesora asociada en la Universitat Rovira i Virgili (URV). Junto a Xosé Pedro Rodríguez-Álvarez, también de la URV, ha coordinado el trabajo de excavación y análisis en la Sima del Elefante, cuyos resultados han sido documentados en la prestigiosa revista Nature.

Este estudio es el resultado de una colaboración extensa entre investigadores del IPHES-CERCA, la URV y otras instituciones tanto nacionales como internacionales, incluyendo el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y la Universidad de Oviedo, lo que pone de manifiesto la importancia del trabajo en red en la ciencia contemporánea.

Durante las excavaciones de 2022, el Equipo de Investigación de Atapuerca logró recuperar varios fragmentos de la parte izquierda del rostro de un adulto en el nivel TE7 de la Sima del Elefante. La reconstrucción de esta pieza ha requerido un meticuloso trabajo utilizando técnicas de conservación tradicionales, junto con avanzadas herramientas de análisis 3D para obtener un mayor conocimiento de su morfología.

Después de dos años de investigación, el análisis de ATE7-1 ha llevado a concluir que este fósil no pertenece a la conocida especie Homo antecessor, hallada en la Gran Dolina, sino que se relaciona con una especie más antigua. Sin embargo, la información disponible hasta ahora no es suficiente para clasificarlo de manera definitiva, por lo que se le asigna provisionalmente a Homo affinis erectus.

María Martinón-Torres, directora del CENIEH y una de las investigadoras principales del proyecto, explica que, a diferencia de Homo antecessor, que muestra rasgos más modernos, la configuración facial de Pink se acerca a la de Homo erectus, diferenciándose por una estructura nasal más primitiva y menos desarrollada.

A pesar de la cercanía, Martinón-Torres enfatiza la necesidad de más evidencias para llegar a una clasificación definitiva. Por lo tanto, se ha optado por el término Homo affinis erectus, lo que permite reconocer las similitudes con Homo erectus, a la vez que deja abierta la posibilidad de que pertenezca a otra especie hasta ahora no identificada.

El fósil ATE7-1, con una antigüedad que supera en más de 200.000 años a los restos de Homo antecessor, sugiere que Pink podría ser parte de una población que llegó a Europa en una oleada migratoria anterior. Esto aporta una nueva dimensión a nuestro entendimiento sobre el poblamiento humano del continente.

El nivel donde se encontró ATE7-1, el TE7, contiene evidencias de la vida y actividades de homínidos durante el Pleistoceno inferior, como herramientas de piedra y restos de fauna con marcas de corte, lo que indica una adaptación exitoso a su entorno mediante el uso de tecnología lítica.

Xosé Pedro Rodríguez-Álvarez, experto en industrias líticas, afirma que las herramientas de cuarzo y sílex encontradas, aunque rudimentarias, indican una capacidad de subsistencia efectiva y un conocimiento profundo de los recursos locales por parte de estos homininos.

Asimismo, Rosa Huguet, especialista en tafonomía, subraya que las marcas de corte halladas en los restos animales demuestran que estos primeros europeos sabían cómo aprovechar los recursos del entorno de manera sistemática.

Los datos paleoecológicos obtenidos del nivel TE7 revelan un paisaje diverso durante el Pleistoceno inferior en la Sierra de Atapuerca, con áreas boscosas, praderas húmedas y fuentes de agua, un entorno que proporcionaba abundantes recursos a estos primeros pobladores humanos.

Este hallazgo representa un avance significativo en el Proyecto Atapuerca y en la investigación sobre el poblamiento humano en Europa. Arturo Jesús de Lombera, profesor de Historia en la Universidad de Oviedo, afirma que estas evidencias permiten comprender mejor a los primeros habitantes de Europa occidental y su notable capacidad de adaptación a un nuevo entorno.

La Universidad de Oviedo ha desempeñado un papel crucial en el análisis de las herramientas líticas recuperadas, en particular aquellas elaboradas en cuarzo, destacando la importancia del trabajo interdisciplinario en estos proyectos.

Marina Mosquera, directora del IPHES-CERCA y parte fundamental del Proyecto Atapuerca, señala que este yacimiento es esencial para el entendimiento de nuestros orígenes, reforzando la importancia de Atapuerca como un referente mundial en la investigación sobre la evolución humana.

Por último, Eudald Carbonell, codirector del Proyecto Atapuerca, comenta que los hallazgos sugieren que Europa occidental fue un punto crucial en la historia evolutiva del género Homo. José María Bermúdez de Castro, también codirector del proyecto, concluye que este descubrimiento promete abrir una nueva era de avances en el conocimiento de nuestra historia humana.

El equipo de investigación continúa con la esperanza de que futuros hallazgos en Atapuerca ayuden a esclarecer aún más la historia del poblamiento humano en Europa y las migraciones que moldearon la evolución de nuestra especie.