
OVIEDO, 3 de agosto. - La Guardia Civil de Asturias, a través de su Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), ha iniciado una investigación en el concejo de Pravia tras la muerte de tres vacas. Un vecino ha sido tomado manifestación como principal sospechoso de un delito en contra de la vida animal.
El suceso tuvo lugar en la noche del 24 de junio, cuando una mujer que reside en una zona rural de Pravia alertó a la Guardia Civil sobre el hallazgo de tres de sus vacas muertas en la finca de un vecino. La propietaria sospechó que las reses habían muerto por envenenamiento, ya que sus cuerpos presentaban signos de hinchazón.
Al día siguiente, los agentes del Seprona se presentaron en el lugar junto a un veterinario de la compañía aseguradora de la denunciantes. Allí confirmaron la muerte de tres vacas —dos jóvenes y una adulta— y comenzaron a investigar las causas detrás del fallecimiento.
Durante una primera necropsia, el veterinario determinó que al menos uno de los animales había sido abatido con un arma de fuego. Este descubrimiento fue el inicio de una serie de indagaciones para identificar al responsable de estos actos.
El resultado definitivo de la necropsia reveló la existencia de orificios en cada uno de los animales, dos de ellos en las cabezas y uno en el abdomen. Los especialistas consideran que estas lesiones son compatibles con impactos de munición de un arma de fuego, lo que evidencia un acto violento y deliberado.
A pesar de llevar a cabo un análisis exhaustivo en el lugar donde se encontraban las vacas, no se hallaron proyectiles ni casquillos que pudieran ayudar a determinar el arma utilizada. Sin embargo, se logró establecer que el diámetro de algunos de los orificios era de aproximadamente 5,5 milímetros.
Las pesquisas apuntaron desde un principio a un vecino de la denunciante, con quien mantenía una relación conflictiva. Este individuo posee la licencia para portar armas, y un arma de calibre 22 magnum que tiene en su posesión es compatible con el diámetro de los orificios de entrada y los daños encontrados en las reses.
Además, se comprobó que la distancia entre la residencia del sospechoso y el lugar donde fueron halladas las vacas es de solo 180 metros, un dato que aparentemente le habría permitido acercarse sin ser visto y llevar a cabo los disparos.
Con base en toda esta información, el 8 de julio se procedió a interrogar al vecino en calidad de investigado, acusándolo de un delito contra la vida animal. Las diligencias han sido trasladadas al departamento de Medio Ambiente de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias para su correspondiente valoración.
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